5 frases que revelan a un inmaduro emocional

Cumplir años no significa madurar, al menos en el plano psicológico. Puede que tu cuerpo sea el de un adulto pero tu mente se haya quedado años atrás. ¿Te cuesta hablar de tus emociones, tiendes al egoísmo y la sobredramatización o a actuar de manera impulsiva? Si te sientes identificado podría ser tu caso.

La inmadurez emocional define la incapacidad para expresar o hacer frente a las emociones negativas o de naturaleza más seria. Las personas inmaduras tienden a tener reacciones exageradas o problemas para controlar sus emociones en ciertas ocasiones. Eso puede afectar negativamente en la pareja o incluso en el desarrollo profesional y la capacidad para aprender nuevas habilidades, según concluyen recientes investigaciones.

Comportarse como un adolescente y tener rabietas frecuentes es la forma más evidente de poner de manifiesto que en lo relativo a las emociones aún queda por madurar. Sin embargo, las formas más sorprendentes de inmadurez pueden coexistir con todas las esferas de la vida adulta y de una manera no tan evidente, aseguran desde The School of Life.

«Puede pasar mucho tiempo en una relación amorosa o laboral antes de que nos demos cuenta de que, sin saberlo, estamos tratando con un novicio emocional», señala la organización, centrada en ayudar a las personas a tener vidas más tranquilas y resilientes.



Para que eso no suceda, la organización comparte 5 frases que revelan inmadurez emocional.

«No soy tan bueno pasando el tiempo solo»

Lo que separa a los maduros de los inmaduros es, quizás más que cualquier otra cosa, la capacidad de estar solos, señalan.

La persona madura puede permitirse examinar y, por así decir, «sentir» sus propios sentimientos, incluso cuando estos son difíciles y desagradables. «Pueden soportar un encuentro con su propia rabiasu propia envidia, su propia vergüenza».

Para una persona con inmadurez emocional eso está a leguas de distancia. Por lo que constantemente buscará a alguien o algo con lo que evitar encontrarse «sin distracciones, pensando en quiénes son y qué han experimentado».

«Realmente no recuerdo mucho sobre mi infancia»

«La incapacidad de recordar mucho sobre el pasado no indica que fuera idílico o simplemente que haga mucho tiempo…, sino que no ha comenzado a procesarse«.

Lo que cuenta no es que alguien haya tenido una infancia ‘feliz’, sino de tener una visión tranquila y perspicaz de cómo fue realmente tanto en sus aspectos buenos y malos.

«Nunca había pensado antes en ello»

Las personas emocionalmente inmaduras tienen grandes dificultades con las conversaciones que implican centrarse en su propio conocimiento, en proyectos a futuro, cosas que emocionan o preocupan…

Así, cuando se les preguntan cuestiones simples como «por qué terminó tu última relación», «qué te motiva del trabajo» o «qué es lo que más lamentas de la infancia», es más que posible que la respuesta sea «nunca habían pensado en esto antes».

No es que la persona emocionalmente inmadura sea cautelosa, «simplemente no han habitado la vida que realmente llevan», explican los expertos.

«Está bien, todo bien»

No es que siempre estén contentos, es que el inmaduro emocional es incapaz de adentrarse en el mal humor. Por lo que todos sus aspectos: trabajo, familia, relaciones… siempre «están bien».

La razón se debe a la falta de recursos para hacer frente a algo que puede ser más matizado y más real, que podría implicar a su vez pérdida, confusión o sensaciones negativas.

«Eso son tonterías de psicoanalista»

Aconsejar a una persona con ansiedad que se calme o recomendar salir más como forma de aliviar la angustia mental, son consejos que solo podría dar un inmaduro emocional.

Tan pronto como perciben que una conversación amenaza su integridad emocional, apelará a la simplicidad, como si el origen de todos los problemas estuviera en pensar demasiado.

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