A menudo, cuando se habla de religión, y sobre las creencias de unos y otros, se pueden confundir ciertos términos. De ahí que sea importante aclarar cuál es la diferencia entre ateo y agnóstico.
Para ello, lo mejor es recurrir a una fuente experta en lingüística, como es el caso de FundéuRAE, una fundación promovida por la Agencia EFE y por la Real Academia Española (RAE), cuyo objetivo es el buen uso del español en los medios de comunicación.
En este artículo de FundéuRAE dejan claro que agnóstico y ateo no significan lo mismo, y, por lo tanto, «no deben emplearse como sinónimos».
Agnóstico
En concreto, explican que agnóstico se aplica a quien «declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia»
Es decir, un agnóstico no afirma ni niega la existencia de Dios o los dioses. Los agnósticos sostienen que es imposible saber con certeza si existe un ser supremo. Pueden argumentar que las pruebas disponibles son insuficientes para confirmar o refutar la existencia de Dios, o que la pregunta misma está más allá del alcance de la capacidad humana para comprender.
Ateo
Por la contra, un ateo es alguien que niega la existencia de Dios o los dioses. Los ateos pueden argumentar que no hay evidencia suficiente para respaldar la idea de un ser supremo, o que la idea misma de Dios es ilógica o contradictoria.
Algunos ateos también pueden ser antiteístas, lo que significa que no solo niegan la existencia de Dios, sino que también creen que la religión es dañina para la sociedad y debe ser eliminada.
Creyente
Un creyente es el que afirma que existe algún Dios. En general hay dos tipos:
- Por un lado, están los que afirman que determinadas “pruebas” demuestran la existencia de un Dios.
- Los que pese a no tener pruebas siguen aferrándose a la creencia en su dios, llamando a su fanatismo “fe”.