Si crees que la riqueza se debe a la suerte, es que tienes una mentalidad de pobre sobre el dinero.
Un día de la primavera de 2018, Katie se dirigía a su trabajo en las oficinas de Facebook. En un semáforo en rojo, se detuvo y se puso a leer en su coche su newsletter favorita. La policía la detuvo y le puso una multa considerable. En el momento en el que la policía se alejó de su coche, la simpática Katie empezó a insultarse a sí misma como un marinero borracho.
Cuando llegó sana y salva al aparcamiento de su trabajo, tuiteó a la cuenta de la newsletter Morning Brew: «Me gusta tanto vuestra newsletter que estoy dispuesta a pagar una multa de 150 dólares sólo por leerla». Austin Rief, director general de Morning Brew, vio su tuit y respondió: «¡Esto es increíble! Vamos a pagar tu multa».
Katie tenía ahora una conexión informal con Austin, que ya la seguía en la red social. Dos años después, ella lanzaría su propia newsletter y pondría un tuit anunciándolo. Cómo no, Austin lo vió.
La newsletter de Katie Gatti Tassin forma parte de la enorme oferta de newsletters de Morning Brew, y gracias al acuerdo es económicamente independiente. Con lo que se acabaron los viajes de trabajo a las oficinas de Facebook.
Una persona que tenga una mentalidad de pobre diría que Katie tuvo suerte. Pero en realidad, ella se forjó su propia suerte. Como exbanquero y redactor de finanzas personales, he visto este patrón una y otra vez. Tú creas tu propia suerte.
Aquí tienes algunos otros hábitos que mantienes con tu dinero que te impedirán hacerte rico si no los cambias.
1. Enamorarte de una cuenta de ahorro
El dinero en efectivo es sobre todo basura. Si lo tienes en exceso, se pudrirá con la inflación y la devaluación de la moneda. Y, por supuesto, el dinero en una cuenta de ahorro te da opciones. Pero demasiado dinero ahorrado también es señal de miedo.
¿Y cómo lo sé yo? Yo era ese tipo asustado. Siempre tuve muchos ahorros, pero nunca me arriesgué a comprar un inmueble o invertir el dinero en formación. Así que fui a duras penas por la vida y seguí siendo pobre. Otros a mi alrededor se hicieron ricos con sueldos mucho más bajos porque estaban dispuestos a arriesgarse un poco y no pensar que cada año iba a ser otra recesión.
Yo adquirí esta mentalidad de pobre con la recesión de 2008. El día que Lehman Brothers se hundió, perdí la fe en el sistema financiero mundial. Y me equivoqué.
El divertido juego del dinero que dirige el mundo es un sistema que hay que conocer. Una vez lo hagas, nunca volverás a preocuparte por una cuenta de ahorros.
2. No pensar que el dinero importa
Vivimos en una época en la que ridiculizar la virtud del dinero está en su punto más alto. Odiar la idea del dinero es bastante popular. Querer comerse a los ricos y avergonzar a los multimillonarios es ahora un deporte olímpico.
Nada de esto ocurre porque sea correcto. No, es simplemente una forma de construir un capital social falso que se supone que te hace sentir bien. Pero el capital social no paga las facturas ni te ayuda a recuperar tu tiempo ni a experimentar la libertad personal. Así que es bastante inútil también.
El dinero sí importa. El dinero mueve el mundo. Sin dinero, te morirás de hambre y entonces estarás pensando en el dinero 24 horas al día, los 7 días de la semana, mientras vives como un chimpancé cuya mente está atascada en el modo de supervivencia.
Evita caer en esa nueva obsesión de odiar el dinero. Respeta el dinero. Aprecia lo que te compras y la libertad que te aporta al 100%.
3. Caer accidentalmente en la mayor estafa explotadora del mundo
Las empresas de tarjetas de crédito son ángeles al lado del verdadero demonio: comprar ahora y pagar después (buy know, pay later), como Klarna y Afterpay. Es una trampa para osos camuflada de comodidad. «No pagues todo. No, paga poco a poco».
El consejo se disfraza de inteligencia financiera. Pero no lo es. Usar la deuda para comprar un par de zapatillas de 50 dólares te hará pobre y te mantendrá en esa situación a lo largo del tiempo.
Y me tomo la libertad de darte una idea para que veas lo malo que es comprar ahora y pagar después: Hace aproximadamente un año, puse en marcha mi negocio online. Las ventas se dispararon. Pensé que podría comprarme un Lambo verde Shrek y conseguir a todas las tías siendo un gilipollas. Sólo había un problema: después del primer pago, nunca recibí más.
Después de 6 meses ni un solo cliente hizo un segundo o tercer pago —una tasa de fracaso del 100%—. Así que con voz de Pesadilla en la cocina de Gordon Ramsay, le dije a mi equipo: «¡Hay que cerrar!».
Seguí preguntando a los clientes que me pedían comprar ahora y pagar después qué estaba pasando: «¿Puedes pedir un crédito a tu banco o utilizar una tarjeta de crédito en su lugar?».
De nuevo, sin falta, todos los clientes respondían con alguna versión de «He intentado conseguir crédito…» o «Mi puntuación de crédito está por los suelos». Así que si su banco no les facilita crédito, no tiene sentido que yo me convierta en su banco.
Comprar ahora y pagar después es una estafa. Cuando no pagas, te cobran comisiones abusivas y te hacen aún más pobre. No lo utilices. Haz mejor lo que suele aconsejar mi abuela de 104 años: «Si no puedes pagarlo en ese momento, no lo compres».
4. Confiar en la fuerza de voluntad financiera
Soy muy vago con las finanzas cuando depende de la fuerza de voluntad. Si hay una forma de gastar y que me arruine, lo haré. Por mucho que me resista, no puedo evitarlo.
Hace unos 10 años establecí la automatización. Programé pagos para que fueran a mis cuentas de inversión automáticamente en cuanto cobrara. Luego, lo que sobraba lo utilizaba para pagar las facturas de otras personas.
Fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. He invertido 6 cifras más gracias a ello. Ya ni me acuerdo de los débitos. Y ni siquiera sé cómo desactivarlos.
Utiliza la automatización financiera para volverte tan disciplinado como un marine.
5. Esperar demasiado para invertir
Intentar cronometrar el mercado es un juego perdido.
Algunos dicen que los precios inmobiliarios seguirán bajando. Otros dicen que las criptomonedas volverán a subir y que no hay que perdérselas. Hay quien predice que los valores tecnológicos subirán como la espuma o que Google y Microsoft se volverán locos cuando la inteligencia artificial se generalice. Pero, ¿quién demonios lo sabe seguro? Ni yo. Ni tú.
El mejor momento para invertir es siempre ahora. Porque si no lo haces, tu dinero encontrará la forma de derivar hacia otra cosa. Garantizado. Como dice el refrán: el tiempo en los mercados financieros supera al timing del mercado.
6. Intentar vivir una #VidaDeLujo
Instagram es la otra verdadera estafa. Ha convencido a una generación de que tiene que comprar cosas que no necesita para impresionar a gente a la que no le importa una mierda. Lo que poca gente sabe es que la mayoría de las fotos de Instagram no son reales. Los coches son alquilados. Las casas también. Y las vacaciones, de mentira.
Intentar seguir el ritmo financiero de la gente en función de su edad es una tontería. Todos ganamos dinero en diferentes etapas de la vida. Y probablemente todos perderemos un montón de dinero en diferentes etapas, también.
Yo nunca habría predicho que perdería más de un millón de dólares a los 30 años. Pero los perdí. Son cosas que pasan. O estás en el juego del dinero o te quedas al margen sin ninguna posibilidad de llegar a ser medianamente rico.
Olvídate del lujo. No es más que una forma inteligente de sacarte más dinero por lo mismo que podrías comprar sin marca por la mitad de precio y el doble de calidad. El lujo es una trampa que te mantiene pobre.
7. Centrarte en los gastos
Veo a mucha gente jugar con los descuentos todo el tiempo. Se empeñan en ahorrar dinero, en utilizar cupones, en conseguir que sus amigos les paguen las comidas y en ajustarse a presupuestos más estrictos que una pena de cárcel. Es un planteamiento totalmente equivocado.
Si no tienes suficiente dinero, es mejor ganar más dinero. El ahorro y el recorte de gastos tienen un límite antes de que te pongas ropa interior agujereada y esperes 60 minutos a que llegue el autobús para ir al trabajo.
Para ser más productivo, tienes que mejorar tus habilidades. Todos podemos hacerlo con una conexión WiFi. Reprograma tu mente para centrarte en las habilidades, no en los gastos.
8. No ahorrar en impuestos
No sé por qué más gente no habla de esto. La mitad de cada dólar que gano va al Gobierno en forma de impuestos. Así que si legalmente puedo pagar menos impuestos, sería inteligente, ¿no?
Ahora, a los que señalan la virtud les encanta ridiculizar esta estrategia. Pero es una estupidez. ¿Por qué pagar más impuestos cuando no tienes que hacerlo? Algunos empezarán a referirse a la «sociedad» y se pondrán a sermonearte. Pero hay una forma fácil de solucionar el problema: ahorrar dinero en impuestos y destinarlo a tu obra benéfica favorita. Problema resuelto.
Una forma de pagar menos impuestos es trabajar para una empresa. Así tienes flexibilidad para decidir qué impuestos pagas y cuándo. Otra forma es simplemente contratar a un buen asesor fiscal y ver si los bienes inmuebles o alguna otra opción podrían ayudarte a pagar menos impuestos.
Todo el mundo lo hace, así que si tú no lo haces, seguirás siendo pobre en términos relativos.