Moritz Kremb, jefe de producto en una empresa alemana desde hace tres años, siempre soñó con montar su propio negocio. Entonces apareció ChatGPT, el generador de texto por inteligencia artificial desarrollado por OpenAI.
Cuando Kremb se cogió la baja por paternidad en febrero de 2023, dedicó un tiempo a aprender los entresijos de esta tecnología. Ya había utilizado el chatbot en su trabajo para aportar ideas, realizar investigaciones y redactar documentos estratégicos, y le sorprendió el tiempo que le ahorraba.
«Sabía que era un cambio de paradigma tecnológico», explica este hombre de 34 años a Business Insider.
Entonces se le ocurrió una idea: podía crear contenido para redes sociales sobre herramientas de IA como ChatGPT y rentabilizarlo.
En abril, Kremb publicaba a diario en X —la red social anteriormente conocida como Twitter— sobre temas relacionados con la inteligencia artificial, como los prompts de ChatGPT y las herramientas de los asistentes de IA. En pocas semanas, su perfil atrajo a miles de seguidores y, con ellos, oportunidades remuneradas.
Startups como 10Web y Personal AI se pusieron en contacto con Kremb para publicar anuncios de sus productos de inteligencia artificial y sus seguidores le pidieron que les asesorase acerca de ChatGPT.
Semanas después de que Kremb finalizase su permiso parental, tuvo claro que quería centrarse en hacer crecer su negocio. En junio, dejó su trabajo para dedicarse a tiempo completo a la IA.
La IA ha generado un boom de puestos de trabajo
Kremb no es el único que ha dejado su trabajo a tiempo completo para dedicarse a la inteligencia artificial. Estos movimientos se producen en un momento en el que, a raíz de ChatGPT, se están invirtiendo miles de millones de euros en nuevas iniciativas y en startups de IA.
A principios del año pasado, empresas como Meta (la matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp), Netflix o Amazon buscaban contratar a personas capaces de desarrollar modelos de inteligencia artificial, ofreciendo salarios de hasta 900.000 dólares al año. Además, compañías de sectores como el sanitario, el educativo o el jurídico también buscan empleados que sepan utilizar herramientas de IA.
La inteligencia artificial generativa también ha creado nuevos tipos de puestos de trabajo, como los de los ingenieros y los jefes de IA, y ha allanado el camino para una industria artesanal de lucrativos empleos secundarios, como la enseñanza de cursos sobre ChatGPT o la edición de contenidos generados por inteligencia artificial.
Como resultado, los trabajadores parecen estar apostando el futuro de sus carreras profesionales al éxito de la IA. Algunos han abandonado sus puestos de trabajo para crear sus propias empresas relacionadas con la inteligencia artificial, mientras que otros están aprendiendo un nuevo conjunto de habilidades para hacerse un hueco en el mercado laboral.
Este medio de comunicación ha hablado con cinco personas, entre ellas Kremb, que ya han dado ese paso. De momento, ninguno se arrepiente.
El espacio de la IA está lleno de oportunidades
Justin Fineberg es un neoyorquino que dejó su empleo como jefe de producto en Blade, el Uber de los helicópteros, para fundar Cassidy.ai, una empresa de asistentes de IA. Dice que lo dejó porque está seguro de que esta tecnología será una prioridad para las compañías en los próximos años.
Al fin y al cabo, a las pruebas se remite: su contenido sobre inteligencia artificial está arrasando en redes sociales. En los meses previos a su dimisión, este joven neoyorquino de 25 años publicó en TikTok varios vídeos sobre prompts de ChatGPT, consejos para empresas y últimos avances en inteligencia artificial que acumulan millones de visitas. En diciembre tenía más de 220.000 seguidores.
Aunque Fineberg asegura que dejar su trabajo fue como «tirarse por un barranco», el éxito de sus contenidos le reafirmó en que existe una demanda de servicios de IA que puedan ayudar a la gente en su vida personal y profesional.
Jacqueline DeStefano-Tangorra, una asesora que trabajó más de seis años para la consultora PwC y dejó su puesto para dedicarse a tiempo completo a Omni Business Intelligence Solutions (su firma de análisis empresarial especializada en inteligencia artificial), comparte la opinión de Fineberg.
Después de trabajar en un proyecto de IA para PwC en el que el objetivo era desarrollar software predictivo, esta mujer de 30 años se dio cuenta de lo útil que puede llegar a ser esta tecnología en el mundo empresarial.
La idea se acentuó cuando utilizó ChatGPT por primera vez. Ver lo mucho que ha avanzado la inteligencia artificial —y cómo puede utilizarse para automatizar tareas— le brindó la oportunidad de convertirse en una experta en IA generativa.
«Me quedé alucinada con lo que se perfilaba en el horizonte», apunta esta exempleada de PwC que vive en Long Island (Estados Unidos). «Me di cuenta de que necesitaba encontrar una forma de orientarme hacia esto y de aprender sobre ello».
Aprender habilidades de IA es difícil, pero no todas son nuevas
Mientras que algunos profesionales se han lanzado de cabeza al sector de la inteligencia artificial, otros se han tomado su tiempo para prepararse.
Después de dedicarse a evaluar sistemas de control de misiles para Lockheed Martin durante casi ocho años, Ted Lebantino dejó esta empresa de defensa con sede en la zona de la bahía de San Francisco, EEUU, para aprender las habilidades que necesitaba para un trabajo en IA.
Durante meses, este joven de 32 años hizo cursos online gratuitos sobre algoritmos y aprendizaje automático en páginas como Coursera. Luego empezó como aprendiz de ingeniero en LinkedIn a través de REACH, el programa de transición profesional del portal de empleo y entró a formar parte del equipo que entrena modelos de aprendizaje automático de forma que se protejan los datos de los usuarios.
Lebantino cuenta que aprender a desarrollar modelos de inteligencia artificial no ha sido fácil. Ha habido una «curva de aprendizaje elevada», dado que la IA es un campo «muy técnico» que, al parecer, era completamente nuevo para él.
Siete meses después de empezar el programa, y con un poco de ayuda adicional de ChatGPT, Lebantino argumenta que se siente más seguro en su trabajo. Ha aprendido nuevas técnicas de programación, como el multiprocesamiento y el multihilo, así como habilidades interpersonales, como sentirse cómodo a la hora de pedir ayuda.
«Tener la oportunidad de tener un mentor y aprender en el trabajo ha sido la mejor manera de introducirme en este campo», sugiere.
Pero no todos los trabajadores que se han pasado a la inteligencia artificial han tenido que aprender desde cero un conjunto de habilidades totalmente nuevo.
Javier Orman, violinista profesional y profesor de música que ahora trabaja como ingeniero de aprendizaje automático a tiempo completo en LinkedIn, ha declarado a Business Insider que muchas de las habilidades que aprendió en la industria de la música le han sido útiles en su nuevo puesto en Chicago.
Entre ellas se incluyen la comunicación, la colaboración, la presentación de ideas con claridad y la capacidad de superar los obstáculos del aprendizaje, ha enumerado este profesional de 39 años.
DeStefano-Tangorra sostiene que la limpieza, la estructuración y el análisis de datos, habilidades que aprendió en su época como asesor en PwC, le resultan útiles a la hora de ofrecer servicios de IA a sus clientes.
Adentrarse en el campo de la inteligencia artificial puede exigir formación y un poco de ego
Todos los empleados con los que ha hablado este medio de comunicación que ahora trabajan en IA coinciden en que cambiar de trabajo fue la decisión correcta.
En noviembre, Kremb aseguró estar ganando la misma cantidad de dinero con su negocio de inteligencia artificial que cuando era jefe de producto, gracias a los patrocinios, el asesoramiento de audiencias y la enseñanza a los clientes sobre cómo usar la IA.
Si todo va bien, este empresario planea ampliar sus servicios para vender bibliotecas de prompts y desarrollar sus propios chatbots de inteligencia artificial personalizados para empresas.
Fineberg y DeStefano-Tangorra también parecen contentos con los progresos que han hecho en sus respectivas carreras profesionales.
Desde que Fineberg lanzó Cassidy.ai en marzo, el CEO ha recaudado 625.000 dólares en financiación de capital riesgo (unos 572.000 euros), ha conseguido que miles de clientes potenciales se apunten en su lista de espera y ha contratado a varios empleados a tiempo completo.
En solo tres meses de trabajo en solitario a tiempo completo, DeStefano-Tangorra también ha conseguido obtener nuevos contratos por valor de 128.000 dólares (unos 117.000 euros), con lo que pretende enseñar a sus clientes a integrar la IA en sus flujos de trabajo. La asesora está intentando ahora trabajar con clientes para crear chatbots personalizados utilizando modelos GPT.
Para dar el salto a la inteligencia artificial, Kremb recomienda hacerse un nombre en las redes sociales creando contenidos sobre IA. De ese modo, los usuarios te verán como un experto, lo que podría generar oportunidades de negocio en un futuro.
DeStefano-Tangorra sugiere mantenerse informado sobre las últimas novedades en materia de inteligencia artificial y reinvertir en educación a través de cursos.
Para quienes no tengan formación tecnológica, Lebantino y Orman aconsejan a quienes cambien de trabajo que no dejen que el miedo a un campo completamente nuevo les impida perseguir sus sueños profesionales.
En cuanto a Fineberg, el CEO de la startup de IA dice que ni siquiera es necesario dejar tu trabajo para entrar en este sector. Convertirse en la persona que se encarga de la inteligencia artificial y que sabe cómo automatizar los flujos de trabajo en tu empresa actual es un primer paso prometedor para avanzar en tu carrera profesional.
«Ahora mismo, todas las compañías quieren implantar la IA», explica Fineberg. «Y, sinceramente, lo más probable es que consigas un ascenso».