Fundada en 2016, JSX es una aerolínea semiprivada que vuela aviones Embraer 135 y 145 desde terminales privadas conocidas como operadores de base fija (FBO, pro sus siglas en inglés).
Esto significa que los clientes no se enfrentan a las mismas molestias que cuando vuelan en una aerolínea comercial, como hacer largas colas de seguridad o esperar al anuncio de su zona de embarque.
«La mayor diferencia entre el vuelo privado y el comercial es la experiencia en tierra», explica a Business Insider Alex Wilcox, CEO de JSX. «La gente no quiere quitarse los zapatos ni caminar un kilómetro para subir a un avión».
Mientras que estos lujos pueden costar miles de dólares en vuelos privados personales, las tarifas de JSX suelen empezar en 249 dólares (unos 225 euros) por trayecto. El precio puede ser inferior dependiendo de la ruta.
Pero, a diferencia de la aviación privada, los vuelos de JSX se programan previamente en una ruta fija y cualquiera puede reservar un billete online, lo que significa que los vuelos chárter públicos se comparten con otros clientes.
En la actualidad, JSX vuela principalmente por la costa oeste, incluido el sur de California, Las Vegas y Phoenix. Pero se ha ido expandiendo hacia el este, lanzando rutas a ciudades de Texas, Florida, Colorado y Nueva York.
Aunque JSX suele ser más cara que otras aerolíneas de la competencia, como American Airlines y Southwest Airlines, quise comprobar si la experiencia sin complicaciones merecía la pena.
Business Insider pagó una tarifa de prensa de 100 dólares (90 euros) por el vuelo de ida de Burbank a Phoenix. La tarifa normal era de 249 dólares (226 euros) el día de mi viaje.
Mi viaje comenzó en el aeropuerto de Hollywood Burbank, California, situado a unos 45 kilómetros al norte del aeropuerto internacional de Los Ángeles.
Pero, en lugar de ir al vestíbulo principal de salidas, me dirigí a la terminal privada de JSX, en el extremo sur del aeropuerto.
Según JSX, los viajeros solo tienen que llegar 20 minutos antes de la salida a las 9:30. Yo llegué sobre las 8:50 y había un mostrador con 2 agentes esperando para facturarme el vuelo
Solo tuve que enseñarles mi DNI para que me dieran la tarjeta de embarque.
También pude facturar gratuitamente 2 maletas de 23 kilos con mi tarifa Hop On. Por seguridad, un agente pasó un hisopo por ambas antes de quitármelas de las manos.
Los viajeros pueden facturar 3 maletas con la tarifa Todo incluido, así como equipaje de gran tamaño por un suplemento. Los perros y gatos pequeños también pueden viajar gratis en un transportín que quepa debajo del asiento.
Una vez facturé, me di cuenta de que la terminal era en realidad un hangar con una amplia zona de espera. El espacio cuenta con sillas y sofás a disposición de los pasajeros del JSX.
Lo que más me gustó fue el avión Embraer con la marca JSX que había junto a la sala, una vista genial para los aficionados a la aviación como yo
JSX también tiene un salón interior con asientos, té y café. Esto fue de agradecer en la fría mañana de abril.
Pasé unos 20 minutos tomando café mientras otros pasajeros llenaban poco a poco la sala.
El embarque comenzó solo 10 minutos antes de la salida, y el proceso fue muy rápido gracias a la relajación de las medidas de seguridad.
Según la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) de EEUU, las aerolíneas que operan desde bases aéreas no tienen que seguir los mismos protocolos estrictos que las aerolíneas comerciales.
Esto no significa que JSX no sea segura. Según la empresa, utiliza Secure Flight –un software de preselección proporcionado por la TSA y utilizado por las principales aerolíneas– para comprobar los antecedentes de los pasajeros.
Para el control, sostuve mi portátil separado de mi equipaje de mano, pasé por un escáner y mostré mi tarjeta de embarque. No tuve que quitarme los zapatos ni sacar ningún líquido.
A continuación, entré directamente en el avión, que estaba justo delante de la puerta del hangar y a solo unos 30 metros del escáner de seguridad.
Los aviones de JSX tienen una configuración 2×1, es decir, no hay asientos centrales, y a mí me asignaron el asiento de ventanilla 4A.
El interior era similar al de otros jets pequeños en los que he estado, como el Embraer 145 de 50 plazas de CommutAir, que opera como United Express.
Pero, como JSX equipa sus aviones con solo 30 asientos, la cabina se asemejaba más a la clase preferente que a la económica, que puede resultar estrecha.
Cada asiento era afelpado y cómodo y contaba con una gran mesa bandeja con un diseño similar a la madera una toma de corriente un gran bolsillo en el respaldo y buena reclinación. También había mucho espacio debajo del asiento para guardar mi equipaje de mano, pero no había compartimentos superiores.
Sin embargo, noté que el jet tenía algo de desgaste. La bandeja era difícil de cerrar y tuve que hacer fuerza para abrir las persianas.
Aunque se notaba que los jets eran viejos, disfruté de las comodidades a bordo. Pude mantener mi móvil cargado y tuve mucho espacio para acomodarme.
Poco después del despegue, la azafata se acercó para tomar nota de las bebidas. Todas las bebidas, incluidas las alcohólicas, son gratuitas. Opté por un Bellini, aunque también había agua, té, café, refrescos, cerveza, vino y licores. También nos sirvieron una barrita de galletas de granola y arándanos como tentempié
Me dirigí al lavabo a mitad del vuelo. Solo había un cuarto de baño a bordo, y aunque no era espacioso, estaba limpio, con un lavabo de aspecto marmóreo y un espejo.
De vuelta en mi asiento, esperaba poder trabajar un poco, pero me decepcionó saber que el nuevo servicio wifi Starlink de JSX aún no estaba equipado en mi avión La compañía empezó a equipar su flota con Starlink en diciembre y terminará en mayo, y el servicio es gratuito para todos los pasajeros. JSX no dispone de ningún otro tipo de entretenimiento a bordo: ni pantallas de TV ni streaming gratuito.
A pesar de este inconveniente, el vuelo de una hora transcurrió rápidamente y aterrizamos en Phoenix sobre las 10:45. El avión se detuvo en el FBO local y desembarcamos en cuestión de minutos.
Poco después, el personal de tierra descargó nuestro equipaje en el vestíbulo de llegadas. Fue mucho más cómodo que esperar en la cinta de recogida de equipajes. A pocos pasos de donde recogimos el equipaje, había coches de alquiler, lo que nos ahorró mucho tiempo. En general, JSX me pareció una forma fácil y cómoda de volar.
Como alguien que ha volado en avión privado antes, la experiencia fue muy similar. Las principales diferencias son el control de seguridad, que solo se permite un equipaje de mano, y que no se puede conducir un coche directamente hasta el avión.
Los pasajeros del JSX seguirán evitando las puertas de embarque abarrotadas y los largos e invasivos controles de seguridad presentes en los grandes aeropuertos. Es cierto que el Embraer no era tan lujoso como algunos jets privados, y la experiencia sin complicaciones cuesta más que en las aerolíneas comerciales. Por ejemplo, la ruta JSX de Burbank (California) a Phoenix cuesta 599 dólares (544 euros) ida y vuelta a mediados de mayo, mientras que el mismo vuelo de ida y vuelta cuesta sólo 203 dólares (184 euros) en American. La tarifa más barata en Southwest cuesta 225 dólares (204 euros).
Personalmente, como ya pago el TSA PreCheck y normalmente solo viajo con equipaje de mano, no desembolsaría más de 300 dólares (272 euros) por la experiencia terrestre acelerada de JSX, sencillamente porque no es algo a lo que dé prioridad.
Pero eso no significa que no sea favorable para otro tipo de clientes. Para quienes busquen una alternativa cómoda a las aerolíneas comerciales, creo que JSX es una solución intermedia única que ofrece las ventajas de volar en avión privado a un precio muy inferior.