Microsoft ha invertido más de 13.000 millones de dólares en OpenAI, lo que le ha permitido forjar una alianza envidiable con el principal exponente actual de la inteligencia artificial generativa. Sin embargo, un nuevo reporte de The New York Times afirma que la relación entre las compañías se ha debilitado considerablemente en los últimos tiempos.
Según el citado medio, el descontento se ha incrementado tanto entre los directivos como entre los empleados de ambas empresas. Una de las principales quejas de OpenAI sería que Microsoft no les estaría brindando el poder de cómputo suficiente para sostener el ritmo de evolución de sus modelos de lenguaje. En tanto que a Microsoft le preocuparía el nivel de dependencia que tiene de los desarrollos de la startup de Sam Altman para ofrecer nuevas soluciones de IA en sus productos y servicios.
En tal sentido, se menciona que OpenAI habría comenzado a presionar durante el último año para que los de Redmond le permitieran librarse del acuerdo de exclusividad que le impedía comprar poder de cómputo a otro proveedor que no fuera Azure. Si bien los de Satya Nadella habrían accedido parcialmente a dicho reclamo, otros cortocircuitos internos estarían complicando el vínculo entre las partes.
Aparentemente, los creadores de ChatGPT se enojaron por la contratación de Mustafa Suleyman, cofundador de DeepMind e Inflection, por parte de Microsoft. El ejecutivo ahora es el responsable de dirigir la división de inteligencia artificial avanzada de la corporación y está en contacto directo en OpenAI y sus ingenieros. El susodicho, un personaje polémico del sector, acusado de comportamiento tóxico en sus anteriores compañías, habría maltratado a un empleado de la startup californiana durante una videoconferencia, incrementando el malestar.
El descontento también se habría elevado tras un episodio en el que ingenieros de Microsoft supuestamente descargaron software propietario de OpenAI sin respetar los protocolos establecidos en el acuerdo entre las dos empresas.
El arma de OpenAI para romper su contrato con Microsoft
Que la tensión entre OpenAI y Microsoft esté en aumento, no necesariamente implica que vayan a cortar su relación de inmediato. De hecho, los de Redmond participaron de la reciente ronda de financiación por 6.600 millones de dólares para la firma de Sam Altman. Pero The New York Times revela que los californianos tienen un as bajo la manga en el caso de que quieran salirse del contrato.
Según se explica, el acuerdo entre las empresas incluye una cláusula que puede cambiar drásticamente su relación. Específicamente, el documento establece que si OpenAI logra su objetivo de desarrollar una inteligencia artificial general (AGI), Microsoft ya no tendrá acceso a sus tecnologías.
A primera vista puede no parecer un punto demasiado catastrófico para los de Redmond en lo inmediato. Después de todo, la AGI se plantea teóricamente como una IA capaz de igualar el poder del cerebro humano. Expertos consideran que, pese a los impactantes avances que se han logrado en los últimos tiempos, dicho hito todavía está a varios años de distancia.
El quid de la cuestión es que es la propia OpenAI la que debe decir si han alcanzado la inteligencia artificial general o no. Más allá de la evolución tecnológica y las demostraciones técnicas, la palabra final sobre qué se podría catalogar o no como AGI terminaría siendo bastante subjetiva. Es por ello que ya se especula con que los de Sam Altman podrían usar ese tecnicismo contractual a su favor para presionar a Microsoft o, en el caso más drástico, cortarle el acceso a sus desarrollos.
Una lucha que excede al poder de cómputo
No sorprende que OpenAI le reclame más poder de cómputo a Microsoft. El propio Altman dijo tiempo atrás que este podría convertirse en «la moneda del futuro», y que por ello se necesita invertir en frentes como el desarrollo de hardware especializado, la construcción de nuevos centros de datos y la generación de energía para impulsarlos.
«Creo que el poder de cómputo será la moneda del futuro. Pienso que podría ser el bien (commodity) más preciado del mundo. Y creo que deberíamos estar invirtiendo para hacer mucho más poder de cómputo. Por cómo van las cosas, vamos a querer una cantidad de poder de cómputo que es muy difícil de razonar ahora mismo», sostuvo.
Pero la tirantez entre OpenAI y Microsoft excede a las discusiones sobre el poder de cómputo. Según The Wall Street Journal, están negociando cuánta participación le corresponderá a los de Redmond cuando los californianos se reestructuren como una corporación benéfica.
De acuerdo con su arreglo actual, los primeros 194 millones de dólares de beneficio de OpenAI irían a los primeros inversores de la firma. Después, Microsoft recibiría el 75 % de las ganancias de la startup hasta recuperar sus más de 13.000 millones de dólares de inversión. Tras esto, los de Satya Nadella se quedarían con el 49 % de OpenAI LP, la subsidiaria con fines de lucro de OpenAI Incorporated.
Sin embargo, tras la reciente ronda de financiación por 6.600 millones de dólares, OpenAI se comprometió a reestructurarse como una corporación benéfica. La firma debe hacerlo en un plazo máximo de dos años, o de lo contrario tiene que devolver el dinero a sus inversores.
Ahora, OpenAI y Microsoft están discutiendo cómo se reorganizará el panorama bajo el nuevo esquema corporativo. Esto no solo incluye determinar cuánta participación quedará en manos de Sam Altman, sino también qué tajada de la compañía será para los de Redmond. El punto clave es que, si la parte de Microsoft es demasiado grande, podría atraer la mirada indeseada de los reguladores, dice el WSJ.
El tema es complejo, sin dudas. A esto se suman algunas predicciones financieras bastante duras para la startup con sede en San Francisco. Según un reciente reporte, OpenAI acumulará pérdidas totales por más de 44.000 millones de dólares al menos hasta 2028. Recién en 2029 podría comenzar a obtener beneficios, indican las estimaciones.