«Una de las personas más respetadas y también más temidas en Silicon Valley». Así fue presentada la periodista especializada en tecnología Kara Swisher cuando tomó parte la semana pasada en el festival Online Marketing Rockstars (OMR), que se celebró el pasado martes y miércoles en Hamburgo (Alemania). En su intervención en este evento Swisher habló sin pelos en la lengua sobre la propaganda online, sobre la ausencia de regulación de la IA y de las redes sociales y de la toxicidad que rezuman por todos los poros algunos de los CEO de las empresas tecnológicas más punteras.
Kara Swisher sabe de lo que habla porque lleva trabajando como periodista más de 30 años en Estados Unidos. Ha estado en nómina de prestigiosas cabeceras como The New York Times y The Wall Street Journal y posteriormente fundó el blog tecnológico Recode. Más allá de por su agudo ingenio y su sentido del humor, Swisher es célebre en la industria tecnológica por no achantarse en modo alguno en la confrontación con los grandes «players» de la industria tecnológica.
En el transcurso de la entrevista que mantuvo en OMR con la presentadora Heidi Stamer, Swisher no tuvo purito alguno a la hora de hablar sobre toda una plétora de temas potencialmente sensibles. La periodista se refirió, por ejemplo, a la propaganda en la Alemania nazi, que demostró lo pasmosamente fácil que era influir en la sociedad y cambiar los puntos de vista de la gente, y cuando internet entró en su escena, Swisher supo de inmediato que este medio de nueva hornada iba a infestarse tarde o temprano de contenido propagandístico.
La propaganda circula particularmente a sus anchas en las redes sociales, donde nadie asume la responsabilidad sobre el tóxico contenido que allí se abre paso, denunció Swisher. La periodista explicó que en los últimos años había entrevistado en varias ocasiones a pesos pesados de las redes sociales como Mark Zuckerberg, a quien echó en cara hace cinco años que permitiera que los negacionistas del Holocausto diseminaran libremente sus teorías en las plataformas de Meta. A Zuckerberg le llevó al dos años y medio admitir que ella tenía efectivamente razón con sus críticas, aseveró la periodista.
Swisher tuvo también palabras para la ley aprobada recientemente al otro lado del charco para forzar el cambio de manos de TikTok, a la que definió como una red social perfectamente establecida desde hace tiempo en el mercado. La periodista se lamentó de que 30 años después del nacimiento de las primeras redes sociales en Estados Unidos, no había aún leyes suficientemente claras relativas a la transparencia y el poder de mercado de estas plataformas para tener un mayor control sobre ellas.
Según Swisher, las redes sociales no invierten dinero en las cosas verdaderamente importantes
En relación con el rol, presumiblemente de primerísimo orden, que las redes sociales desempeñarán en las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, Swisher subrayó que el principal problema de las plataformas 2.0 «es que se esfuerzan demasiado en no invertir dinero en las cosas verdaderamente importantes». A juicio de la periodista, los próximos comicios en Estados Unidos son «un ‘déjà vu’ de una elección que nadie quiere en realidad hacer», y expresó simultáneamente su preocupación por lo difícil que lo tienen las voces políticas de nueva hornada para hacerse oír actualmente en el país norteamericano.
Swisher habló asimismo en OMR sobre su libro Burn Book: A Tech Love Story, donde tiene la osadía de puntuar a los grandes gerifaltes de Silicon Valley en base a lo que ella denomina «prick to productivity ratio». El ranking recogido por la periodista en ese libro valora a los CEO de las empresas tecnológicas contraponiendo su nivel de idiotez (que es en algunos casos extraordinariamente exacerbado) y su contribución a la sociedad. Forma, por ejemplo, parte de este singular ranking el que fuera CEO de Apple Steve Jobs, que, según Swisher, no fue siempre exactamente amable (aparcaba mal su automóvil y gritaba también de vez en cuando), pero que fue también extraordinariamente productivo. «Comparado con algunos CEO de hoy en día, Steve Jobs parece un osito de peluche», apuntó Swisher. La influencia de Jobs en la industria tecnológica es innegable y por eso el que fuera gurú de Apple es uno de los CEO favoritos de Swisher.
Menos fan es Swisher de Elon Musk, el actual propietario de X (antes Twitter). Desde su punto de vista, X es actualmente una red social mucho más tóxica y menos relevante que antes y ha terminado degenerando en una herramienta de propaganda pura y dura. No sorprende, en este sentido, que los ingresos publicitarios de X se hayan hundido desde que Musk tomara las riendas de la red social. Swisher definió a Elon Musk como «una persona severamente lastrada por problemas que opta por sacar a relucir todos sus traumas en X». «Es evidente que Musk debería acudir a terapia», recalcó la periodista.
En cuanto a la ubicua inteligencia artificial (IA), Swisher se muestra ambivalente con la tecnología de moda. Desde su punto de vista, la IA es una caja de Pandora que alberga muchos riesgos en sus entrañas, pero también toda una plétora de oportunidades. Y para garantizar que la IA haga más bien que mal hay que apostar por una regulación global de esta tecnología, destacó.
A quienes hay que temer es a quienes se lucran con la IA, no a la tecnología per se
Swisher contempla los peligros emanados del mal uso de la IA para propósitos potencialmente nefarios como un problema de naturaleza global, similar en importancia a la energía nuclear o la guerra. Es terrible, no obstante, que ni siquiera haya una regulación de internet, aun cuando estamos a las puertas de un desarrollo tecnológico absolutamente explosivo que lo cambiará todo, enfatizó la periodista.
A Swisher le genera zozobra que empresas como Microsoft, Meta y Google estén invirtiendo miles de millones de dólares para tomar decisiones por todos nosotros (y sin ningún control por parte del gobierno ni asumiendo tampoco ninguna responsabilidad). «Algunos es estos decisores son locos a los que jamás confiarías tus decisiones. No tengo miedo de la IA, tengo miedo de las personas que utilizan la IA. Los humanos son casi siempre el problema«, recalcó la periodista.
En el mundo hay reglas para todo tipo de cosas potencialmente peligrosas y lo mismo debería suceder con la IA, recalcó la periodista. Según Swisher, está fuera de toda duda que una herramienta tan poderosa como la IA terminará siendo utilizada para subyugar a las personas debido a la codicia sin límites de los multimillonarios que están detrás de esta tecnología. Pese a descolgarse con tan funestos y distópicos presagios OMR, Swisher no pierde, no obstante, la esperanza y se define como una «pesimista optimista».