Unos jubilados transformaron una pequeña aldea abandonada en Galicia en un paraíso por 140.000 euros

En pleno auge de la España vaciada, un grupo de amigos jubilados ha encontrado en la aldea de Os Pretos, cerca de Vilalba (Lugo), el lugar perfecto para disfrutar de sus años dorados. Por tan solo 140.000 euros, adquirieron este pequeño pueblo abandonado desde hace más de 50 años, transformándolo en su propio paraíso rural.

La operación, gestionada por Galician Country Homes, una agencia especializada en la venta de aldeas abandonadas en Galicia, Asturias y León, incluyó más de 110.000 metros cuadrados de terreno: casas, tierras, bosques y hasta un río. 

Según Rosa Costoya, directora de la agencia, esta compra no solo traerá vida a Os Pretos, sino que también impulsará la economía local, generando empleo y fomentando la repoblación. «En Galicia tenemos cerca de 2.000 aldeas abandonadas, y hemos localizado unas 800 para devolverles la vida», asegura.

Un retiro comunitario y sostenible

El grupo de amigos, compuesto por antiguos arquitectos, abogados e ingenieros, ya tiene claros sus planes. 

Rehabilitarán las propiedades para crear una comunidad diseñada para una jubilación activa, con apartamentos individuales, además de espacios comunes como una cafetería, biblioteca, enfermería y áreas adaptadas que garanticen comodidad e independencia. «Queríamos un lugar donde pudiéramos estar juntos, pero con nuestra independencia», explican.

Un fenómeno creciente

Este caso refleja una tendencia cada vez más común: el interés por los pueblos rurales como alternativa a la vida urbana. En muchos lugares de España, las localidades rurales ofrecen incentivos, como viviendas gratuitas o incluso sueldos, para atraer nuevos habitantes y evitar el abandono total.

Os Pretos, a tan solo ocho kilómetros de Vilalba, es un ejemplo perfecto de cómo la repoblación rural puede ofrecer un modelo sostenible para combatir la despoblación. Además, el proyecto demuestra cómo estas iniciativas no solo benefician a los nuevos residentes, sino también a las comunidades locales al reactivar la economía y preservar el entorno natural.

Para estos jubilados, su inversión no solo es un retiro lejos del bullicio de la ciudad, sino también un gesto hacia la revitalización del patrimonio rural español, que puede marcar un camino hacia un futuro más sostenible y equilibrado.