«Nos escondemos para hacer el amor y la guerra se practica a plena luz del día», cuentan que John Lennon dijo estas sabias palabras alguna vez, y en el fondo, ambos conceptos tienen más relación de lo que pudiera parecer. Es innegable que el sexo mueve el mundo. Proporciona poder e, históricamente, ha conseguido que grandes imperios se redujeran a cenizas o que figuras públicas de gran relevancia perdieran su prestigio por haber ‘echado una cana al aire’.
Y como el ser humano es un animal sexual, el sexo siempre lo ha acompañado. El ritual de interacción entre (por lo general) dos personas no solamente sirve para la procreación, que es nuestra máxima para poder perpetuar la especie, sino que establece unos lazos íntimos, proporciona placer y libera endorfinas. Y, como toda nuestra Historia, también existen mitos a su alrededor.
El clítoris se descubrió hace tiempo
La historiadora sexual Kate Lister se encarga de dar voz a aquellas personas que vivieron en el pasado y no pudieron tenerla, a acercarnos a cómo era la vida de nuestros ancestros mediante el sexo. «Tendemos a pensar que el orgasmo es algo nuevo que solo nos importa en la actualidad, y los historiadores sabemos que es mentira», cuenta. «El descubrimiento del clítoris, por supuesto, fue vital. En 1559 dos médicos anatómicos italianos (Gabriel Fallopio y Matteo Realdo Colombo) lo descubrieron prácticamente a la vez».
El inglés Joseph Mortimer Granville inventó en 1870 el primer vibrador eléctrico para que las manos de los médicos pudieran descansar
Aunque, por supuesto, eso no significa que no haya sido defenestrado durante años. En parte, eso se debe a Freud, que llegó a decir que que aquellas que solo conseguían llegar al clímax gracias a la estimulación del clítoris eran inmaduras y tenían problemas procedentes de traumas infantiles.
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¿Cómo surgió el vibrador?
«Se tiene una idea bastante preconcebida de la época Victoriana«, explica Lister en ‘BBC‘. «Es cierto que su doble moral aún sigue vigente en nosotros, y concebimos en muchas ocasiones el sexo como algo malo, pero los victorianos no eran idiotas. Sabían lo que eran los orgasmos. Ejemplo de ello es la fascinante historia del inventor del vibrador».
Durante la época Victoriana los matrimonios tendían a arreglarse y, aunque la masturbación se consideraba ‘un vicio oscuro’, la histeria femenina se encontraba a la orden del día y los médicos tendían a curarla estimulando los genitales de la dama en cuestión, pues así se ‘liberaba’ el deseo sexual reprimido. Se consideraba que las mujeres estaban aquejadas de histeria cuando tenían dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad o alguna tendencia a causar problemas. Fue el inglés Joseph Mortimer Granville el que, en 1870, inventó el primer vibrador eléctrico para que las manos de los médicos pudieran descansar un poco ante una ‘epidemia de histéricas’.
Cuando los trabajadores del ferrocarril asistían a los burdeles, dejaban sus lámparas rojas encendidas y las colgaban fuera del local
«Sin embargo, a pesar de ser una historia fascinante, no hay prácticamente información al respecto. Fue Rachel P. Maines la que lo contó con pelos y señales en su libro ‘La tecnología del orgasmo'», cuenta Leister. «De hecho, hace unos años se hizo una película, pero los pocos registros al respecto demuestran cómo se comportaban los victorianos respecto a la sexualidad. Sabían lo que eran los orgasmos, pero no querían oír hablar al respecto. Por eso nosotros necesitaríamos dejar a un lado esa moralidad y volver a la idea del sexo que se tenía en la Edad Media«, apunta.
Las antiguas orgías
Es verdad que todos hemos oído hablar de las bacanales romanas, pero a la hora de la verdad, cuando pensamos en orgías, solemos remontarnos como mucho a la época hippy. Nos parecen algo novedoso y transgresor. Lo cierto es que en la Antigua Grecia ya se practicaban, aunque como rito, y en particular las más famosas eran aquellas que se realizaban como culto a Dionisio. Han cambiado un poco, eso sí, por aquel entonces se componían de bailes ‘desenfrenados’ a la luz de las antorchas y descuartizamientos de animales.
Los mitos sobre la masturbación
¿Sabías que el término ‘onanismo’ viene de Onán, hijo de Judá, cuya historia se relata en ‘La Biblia‘? Aunque a día de hoy son muchos los que defienden los beneficios de la masturbación, hasta hace no muy poco era bien diferente. Para evitar que algunos jóvenes se dieran a estas prácticas en los seminarios, se solía decir que provocaba ceguera, también calvicie, baja estatura, pérdida de sensibilidad e incluso que aumentaría el vello, especialmente en las manos.
El color rojo
«Roxanne / you don’t have to put on that red light» dice la popular canción de ‘The Police’. El color rojo siempre ha estado ligado a la prostitución, y las zonas rojas (también barrios chinos o zonas de tolerancia) son aquellas donde se concentra la prostitución. Pero, ¿por qué? La leyenda más difundida al respecto data de finales del siglo XIX en Estados Unidos. Los trabajadores del ferrocarril, por aquel entonces, tenían lámparas de señalización de los trenes en dos colores, blanco y rojo. Cuando asistían a los burdeles, las dejaban encendidas y las colgaban fuera del local: el rojo apuntaba a la calle y el blanco iluminaba dentro del local, lo que provocaba que esa parte de la ciudad se convirtiera en una verdadera zona roja.