La ONG Dale Una Vuelta alerta de las consecuencias de consumir pornografía desde edades tempranas. Con la campaña «El porno deja marca. Nuestra inacción, también», con sello creativo de la agencia ROSAPARKS, se reivindica la necesidad de proporcionar una educación sexoafectiva crítica, respetuosa e informada a las generaciones más jóvenes.
Más del 50% de adolescentes ha visto porno antes de los 13 años. La cifra de primer acceso para muchos de ellos se sitúa en los 11 años. Cerca del 90% estos contenidos, que se pueden encontrar fácilmente en unos pocos clics, enseñan modelos sexuales basados en la violencia y en la ausencia de consentimiento, muestras de afecto e intimidad. Abundan categorías como «degradación», «violación» o «incesto».
Para combatirlo, en esta iniciativa se resalta la responsabilidad de los adultos para intervenir antes de que esto suceda, contrarrestar estos mensajes a tiempo o desmontar mitos, con el objetivo de prevenir violencias machistas y de promover relaciones más sanas e igualitarias.
Medidas tempranas para evitar la violencia sexual
La mayoría de los contenidos pornográficos que abundan en Internet normalizan la humillación, la cosificación y el control como parte del deseo. Ello fomenta que estos sean los comportamientos que los menores -aún en etapa de formación de su identidad y de aprendizaje- interiorizan y más adelante emulan en sus relaciones.
Además, los entornos digitales son poco seguros, dado que el 12,1% de adolescentes han vivido violencia sexual en estos contextos, según datos de Dale Una Vuelta. Asimismo, según denuncia esta ONG, los menores que ven pornografía antes de los 16 años tienen más probabilidad de sufrir grooming, es decir, ciberacoso sexual por parte de adultos.
Entre las consecuencias de la exposición temprana a la pornografía se encuentran la confusión entre ficción y realidad, la reproducción de patrones violentos, la cosificación y los roles de género tóxicos, así como la desconexión emocional y la falta de empatía en las relaciones. Todo ello, sin una base de educación sociosexual sólida, puede dejar una huella profunda y unas expectativas irreales e insanas.
Como defiende esta campaña, educar en respeto y consentimiento y cuestionar los mensajes del porno es clave para prevenir la violencia y dotar a los adolescentes y niños de herramientas para protegerse ante posibles agresiones. También, para la construcción de vínculos más sanos, libres y respetuosos. «Abramos el diálogo antes de que lo haga la pornografía», fomenta la iniciativa de Dale Una Vuelta.
Una campaña que aboga por los vínculos sanos
La campaña cuenta con varias piezas que vinculan el consumo de pornografía con problemáticas concretas: desde la construcción de los roles de género hasta la normalización de ciertas violencias o la desconexión emocional en las relaciones.
Además de estos mensajes de sensibilización, la ONG propone actuar ya. Dale Una Vuelta organiza talleres educativos en colegios e institutos, que incluyen charlas para profesorado y para padres y madres.
