Instagram lleva desde hace tiempo en la mirilla de los legisladores por socavar supuestamente la salud mental de los adolescentes. Y en países como Australia se están estudiando, sin ir más lejos, medidas para restringir el acceso de los niños y los adolescentes a las redes sociales. La red social de Meta es consciente de la presión regulatoria que se cierne sobre ella y quizás por esta razón acaba de levantar el telón de una nueva funcionalidad bautizada con el nombre de «cuentas para adolescentes» que permitirá a los padres tener un mayor control sobre las actividades de sus hijos en esta plataforma, a quienes podrán, impedir, por ejemplo, que se conecten a Instagram en horario nocturno.

Apenas una semana después de que el Gobierno australiano propusiera un límite de edad para restringir el acceso de los niños y los adolescentes a las redes sociales, Instagram estrena una funcionalidad que está específicamente dirigida a los usuarios menores de 18 años y de la que beneficiarán por el momento única y exclusivamente quienes se conecten por primera vez esta plataforma. Más adelante esta función se extenderá también, no obstante, a cuentas previamente existentes y con menores de edad como titulares.

Apoyándose en la nueva funcionalidad «cuentas para adolescentes»los padres podrán imponer a sus hijos un límite de tiempo diario a la hora de utilizar Instagram, impedir que los adolescentes se conecten a internet a determinadas horas, ver las cuentas con las que sus vástagos están intercambiando mensajes y visualizar asimismo las diferentes categorías de contenidos con las que sus hijos son confrontados en esta plataforma.

Las cuentas de los adolescentes que incursionan por primera vez en Instagram ya se rigen por defecto por los ajustes más estrictos de privacidad, los cuales impiden que los menores puedan recibir mensajes de adultos a los que no siguen en esta red social y que bloquean automáticamente las notificaciones en la aplicación por la noche.

La función «Cuentas para adolescentes» podrá probarse desde hoy en Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Australia

Con la introducción de la nueva función «cuentas para adolescentes» los menores de 16 años necesitarán a partir de ahora el permiso de sus padres para cambiar los ajustes de privacidad en Instagram, mientras que aquellos usuarios de entre 16 y 18 años tendrán potestad para modificarlos de manera independiente.

Por otra parte, la función «cuentas para adolescentes» activará automáticamente la versión más restrictiva de «Palabras ocultas», la función contra el acoso de Instagram, y también restricciones que afectarán directamente a lo que los menores ven Reels para evitar que llegue a sus ojos contenido potencialmente sensible.

La funcionalidad, que se podrá utilizar solo si al menos uno de los progenitores o tutores del menor tiene también cuenta en Instagram, comenzará a probarse desde este miércoles en Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Australia. Y en la Unión Europea la función «cuentas para adolescentes» se habilitará previsiblemente a finales de año.

Pese a que la introducción de la funcionalidad «cuentas para adolescentes» se haya producido poco después de que el Ejecutivo de Australia anunciara su intención de imponer una edad mínima para conectarse a las redes sociales, Antigone David, director global de seguridad de Meta, insiste en que esta función de nueva hornada es fruto de la preocupación de los padres por el bienestar de sus hijos en Instagram y no de la presión regulatoria de ningún gobierno.

Se da la circunstancia de que Nick Clegg, presidente de asuntos globales de Meta, aseguraba la semana pasada en un evento celebrado en Londres que los padres no utilizaban los sistemas de control parental que Facebook e Instagram ponían a disposición.

Más allá de en Australia, Instagram está igualmente en el disparadero en Estados Unidos, donde más de 40 estados han presentado una demanda contra la red social por resultar «dañina y adictiva» para los niños y los adolescentes, y también en el viejo continente el Parlamento Europeo ha movido ficha para acabar con el diseño adictivo de las redes sociales que tan vulnerables hace potencialmente a los menores de edad.

Esther Lastra

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